Retrospectiva

La obra de Raúl Zuleta se sitúa en el  interés de un  imaginario acerca de cómo se abarca el cuerpo en el arte, revelando en imágenes ambiguas, en alusiones figurativas, en imágenes desfiguradas. Destaca una relación dibujo-tensiones en el espacio, que atienden respectivamente a nociones de figura y de fuerzas en el cuadro. En la búsqueda de materiales que trascienda el color, encuentra el dorado y el rosado como metáforas alusivas a un contexto simbólico que va más allá del simple cromatismo.

Encuentra en la idea cristiana de la entidad religiosa y su relación con el cuerpo, filones conceptuales que lo llevan a interesarse por el barroco colonial colombiano y su obsesión por rellenar espacios y sus componentes emotivos manifestados en una escultura naturalista y dramática y sobre todo la presencia de elementos decorativos que culminan en el marco, el cual establece una doble relación con el interior del cuadro y como límite del mismo.

La pregunta por el cuadro y sus cualidades figurativas y abstractas revela connotaciones simbólicas sobrepasadas que se pueden activar desde una aproximación nueva. Así, las designaciones pueden tomar otras connotaciones y los “sudarios”, los “mártires”, las “potencia”, son metáforas que señalan el carácter ambivalente de los objetos y los rituales a ellos asociados: sacro, tortura. Sudario-gotereo, sangre-dibujo, soldado-mártir, comienzan a ser relaciones interrogadas, exploradas y experimentadas plásticamente.

El dorado se presenta como color que mantiene correlaciones con lo divino y lo sagrado y pide una magnificencia en el formato que interroga por las coordenadas interiores y los límites del cuadro. Acaso ¿invertir para descontextualizar? El descentramiento Barroco en relación con la lectura de su obra sustenta las pinturas doradas y rosadas en gran formato que manifiestan su presencia objetual de cuadros.

 

Luis Fernando Escobar

Docente de artes plásticas

Universidad Nacional Medellín

 

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