Contrarreforma

CONTRARREFORMA

En primera instancia, el título de esta serie de pinturas nos ubica en la época del arte Barroco europeo (s. XVII-XVIII) entendido como el arte de la Contrarreforma; y de una manera más puntual nos sitúa en el Barroco Colonial Neogranadino, cuya característica principal se identifica por lo abigarrado y excesivamente recargado de adornos. El Barroco colonial consistió en ilustrar a los fieles y llegar a lo espiritual impresionando, deslumbrando y asombrando a través de los sentidos, con imágenes y decoraciones que evocaban el sentimiento religioso. En este sentido, CONTRARREFORMA pone de presente un punto de referencia estética y visual desde una producción puntual en la historia del arte nacional.

En segunda instancia, y haciendo una lectura literal del término, el artista traslada la noción del vocablo hacia problemas teóricos propios del arte, en el sentido de que, dice él, “por reforma se puede entender toda exploración propia del arte moderno, en este caso puntual, la pintura. Y contrarreforma sería esa nueva concepción que adopta la posmodernidad, frente a los valores formales de la pintura tradicional o convencional, provocados en un ámbito reflexivo y conceptual.”

Más allá de la concepción tradicional, Raúl Fernando Zuleta ha interrogado la pintura en el espacio real como desborde de sus fronteras hegemónicas -una experiencia heredada del Collage, y del Constructivismo ruso (ambos inicios s. XX)-, y en consecuencia, reniega de las convenciones de realismo e ilusión –luz, volumen y perspectiva- para incursionar en una progresiva abstracción táctil evidenciada en la percepción del espacio pictórico en tres dimensiones. Él explora el soporte de la superficie hacia delante y/o hacia atrás cuando introduce en la tela materiales prefabricados más fuertes que el color. De esta manera, hace posible que se extienda la mano para que se pueda tocar las cosas como experiencia real. En efecto, Zuleta ya no percibe la pintura exclusivamente como contenedora de una imagen sino también, como el cuerpo del cuadro que la contiene. Así que para él, “cobra interés el percibir el cuadro como objeto, en cuanto que el mismo es ya pintura y no un asunto solamente de superficie, donde todo se pone de presente.”

Zuleta se abre a nuevas dimensiones “lacerando su pintura para mostrar las vísceras”, y de paso interrogarla en consonancia con lo barroco como reto conceptual. De ahí la consonancia con el sentimiento religioso, dentro del cual evoca la pasión, el martirio, evidenciados en el tratamiento del color y en los materiales -marcos y retablos-. Como se puede advertir, el artista ha elegido los materiales por su esencia y en relación directa con el contenido de su propuesta. De esta manera acentúa y atenúa, simultáneamente, el impacto del material introducido en el conjunto de la obra. En los planteamientos antes expuestos es que radica CONTRARREFORMA, una propuesta de Raúl Fernando Zuleta que interroga la pintura en el espacio real como desborde de las fronteras del mismo lenguaje pictórico.

 

ARMANDO MONTOYA

Docente Titular

Facultad de Artes

Universidad de Antioquia

 

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