Consumidos

Serie de Caricatura

Esta serie de ilustraciones aborda desde la apropiación de 50 marcas trasnacionales, iconos del consumismo a nivel mundial, y en esa paradoja entre un sector económico que ofrece una gran variedad de productos y un público obsesionado por comprar, se teje una relación compleja del mundo contemporáneo. En ese entramado, surge esta serie de caricaturas, donde se hace un despliegue de esos diferentes matices que salen a la luz en este mundo comercial. La apropiación de cada marca fue generando un tipo especial de acercamiento a ese complejo contexto del capitalismo, ya que a veces la reflexión está dirigida a aquellas marcas que por interés comercial imponen su interés económico por encima de los valores y perjuicios que dicho producto causa; pero también, otras ilustraciones conllevan a señalar la responsabilidad sobre el consumidor, como un obsesivo comprador de dichas marcas, animado por la fama y prestigio de la misma, e ignorando el daño que dicho consumo le causa a su propio cuerpo. En esos extremos, se mueve esta serie de caricaturas, que a veces pueden optar el carácter de denuncia, y a veces la ironía para señalar el absurdo consumo humano. Justamente, el desplegar esta serie de caricaturas por ese complejo panorama de las marcas y productos trasnacionales, hace que la serie no se ubique en una posición anticapitalista, ya que es claro que el ser humano como consumidor es también responsable de dicha percepción. En este sentido, la posición esta en preguntarnos hasta que punto tenemos una necesidad de consumir algunos productos llevados más por un interés de la marca, que del mismo servicio que ofrece. Es ahí, donde esta serie de caricaturas invita a que no está mal comprar ciertas cosas, a darnos ciertos gustos en ropa, comida, etc., pero las caricaturas sí invitan a preguntarnos hasta qué punto nos estamos consumiendo a sí mismos, solo por usar una marca determinada.

En esta experiencia que nos ha generado la pandemia del Covid 19, donde nos obligó a resguardarnos y mantener una cuarentena, donde el mundo económico paró, esta situación también nos debe invitar a pensar qué tanta necesidad tenemos de consumir cosas. ¿Ya se dieron cuenta que la vida y la felicidad no depende de lo que compras? Que un reloj siempre dará la misma hora sin depender de la marca. Que esta cuarentena, también para ustedes los haya devuelto a lo esencial, a lo que no tiene precio, sino valor, a comprender que el usar una marca compulsivamente no añade nada, solo proyecta un vacío interno. El regalo somos cada uno de nosotros, pero el mundo de antes estaba hipnotizado por la envoltura del regalo, y de eso está lleno los centros comerciales y las redes sociales. Y ahí, en este nuevo despertar de consciencia que comienza, después de la pausa impuesta por el coronavirus; nos dimos cuenta que la envoltura no es importante, y desde ya cada uno comience a disfrutar el verdadero regalo, que es estar vivo. Desde hoy sean más conscientes de lo que compran, no necesitamos de un Rolex para mirar la hora, el valor no es el reloj, el valor es lo que hacemos con el tiempo.

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